El espíritu del Caos rodea al Caminante luminoso.
En este hexagrama vemos a alguien claro que se halla inmerso en tiempos y circunstancias extremadamente cambiantes: el tiempo de la Ilusión, que son también los tiempos de los ensueños y espejismos.
Lo que se ve, puede ser real; lo que se pisa, puede desaparecer. Tal la ley de estos tiempos.
¿Cuál es la conducta del Sabio bajo estas circunstancias?
Permanece ìntegro, estable, firme, pero sin embargo, si las circunstancias extremas lo requieren, se puede tornar flexible, fluido, huidizo.
Estos son tiempos en que la Magia es posible, pero también el dolor.
Es fácil mantener el equilibrio sobre un bote en las olas, pero mantener la propia lucidez en presencia de espejismos y fantasmas que parecen reales es algo mucho más difícil.
Y lo mismo puede decirse cuando la paz interior se halla rodeada de un exceso de emotividad.
Puede uno acompañar a veces el gran vaivén de las olas, pero la sobrevivencia dependerá finalmente de no formar parte de ella.
Puede uno hablar y reír cortésmente con los fantasmas, siempre que no se los confunda con personas reales.
El Sabio, cuando habla con los locos, parece uno de ellos, y cuando nada entre las olas, no puede ser diferenciado del mar.
Y sin embargo, él pasa entero a través de locos, fantasmas y olas.
Claves: Nunca es más importante mantener la paz interior como cuando uno está inmerso en circunstancias confusas. Cuando nadie puede distinguir lo real de lo irreal es una gran responsabilidad permanecer interiormente claro, no sólo por uno mismo, sino por los demás.